A veces desenvolvernos socialmente, puede resultar más complicado de lo que esperábamos. Cosas, aparentemente sencillas, como hablar en público, conocer gente, saber decir "no" o aceptar una crítica, etc. Se convierten en auténticos retos para nosotros.
Cuando esto pasa, empezamos a tacharnos (erróneamente) de incapaces o torpes. Nos sentimos frustrados porque no sabemos desenvolvernos dentro de una determinada situación, y eso puede generar un alto nivel de malestar.
Efectivamente no se trata de "no ser capaz", sino de "no saber hacer algo", porque no se ha aprendido la forma adecuada para hacerlo. Cuando se aprende a realizar cualquier cosa, se adquieren unas habilidades, y eso es lo que en este caso nos faltaría. No podemos pretender construir una casa, sin haber adquirido antes (por aprendizaje) las habilidades necesarias para construirla o diseñarla.
Para todo ello, aquí en El Desván puedes encontrar la solución. No dudes en contactar si ese es tu caso.